El bombón de Mischel

El capítulo "Educando las emociones" habla sobre la importancia de prestar atención al control emocional. Relata una reunión con padres en la que el profesor aborda la cuestión. Para transmitir la idea les plantea una pregunta y les anima a resolverla en casa: "¿cuánto tiempo tarda tu hijo en comerse el bombón?"


Se trata de reproducir un experimento llevado a cabo por Walter Mischel en la Universidad de Columbia. Pretende analizar la capacidad del niño para controlar su impulsividad. Para ello, se coloca al menor (Mischel lo hizo con sujetos de cuatro años) sentado frente a una mesa en la que solo hay un plato con un apetecible bombón. En un momento dado, el adulto se levanta de la mesa y se ausenta de la habitación con alguna excusa banal durante cinco minutos. Antes, avisa al niño: “No puedes comerte el bombón”, pero matiza la orden con la siguiente indicación: “Si no te lo comes, te daré dos cuando vuelva”, lo que, implícitamente, abre la posibilidad de incumplir el mandato. 
El tiempo que tarde en comerse el bombón te servirá como indicador de su nivel de impulsividad


Si no le encuentras mucho sentido, quizás debas conocer cómo acaba el experimento del bombón.

Walter Mischel fue clasificando a los participantes en la investigación según si se comían o no el bombón. Cuando terminó el experimento, tenía dos grupos emocionalmente diferentes. El equipo de investigación prolongó el estudio durante años, analizando el progreso escolar de cada alumno implicado. Descubrieron que los niños que habían demostrado mayor autocontrol se convirtieron en adolescentes brillantes, con calificaciones muy por encima con respecto a los que habían tardado menos en comerse el bombón.
 

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